Catrina
A la catrina le escribí,
deseos que yo le pedí;
con huesos y sustos,
dijo que eran injustos.
La catrina venia por mí,
pero rápido me escondí,
sin motivo que tuviera,
ya casi nadie le temiera.
Yo pensé que no me vio,
pero rápido me señalo
y un susto que me dio,
que hasta el frío me caló.
Casi llorando le imploré,
que no me llevase y juré,
que el escrito le dedicaré
y así mi alma yo salvaré.
Alejandro Mecalco Zamudio
meczam@hotmail.com
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